CO D/HH+ Autismo

Datos breves: Diferencias auditivas y autismo:

En promedio, a un niño sordo o con dificultades auditivas (DHH) se le diagnosticará autismo más tarde en la vida que a un niño oyente con autismo. En un estudio, los niños DHH fueron diagnosticados un año más tarde en promedio: grupo sordo-autista: 4,1 años; grupo oyente-autista, 3,1 años (Mandell, Novak y Zubritsky, 2005).

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El doble de niños con una diferencia auditiva tienen autismo que aquellos que oyen (1 niño sordo de cada 76 recibía servicios tanto por pérdida auditiva como por autismo, aproximadamente el doble de lo que actualmente se cree que es la tasa de prevalencia nacional, que es de 1 de cada 150 niños en la población general que tienen autismo) según la Encuesta anual de 2006-7 sobre niños y jóvenes sordos y con dificultades auditivas del Instituto de Investigación Gallaudet.

 

¿Sospecha que su hijo con una diferencia auditiva puede tener autismo?

Si bien cada niño es único, existen algunas características comunes entre los niños sordos o con dificultades auditivas con trastorno del espectro autista (TEA). Cuanto antes se identifique el TEA y se implementen estrategias para el aprendizaje del lenguaje, mejor.

• ¿Su hijo tiene problemas para observar a los demás mientras hablan o hacen señas?

• ¿Su hijo tiene dificultades para prestar atención compartida? Normalmente, los niños siguen visualmente los objetos en una habitación o miran en la misma dirección que sus padres o cuidadores. Los niños sordos hacen esto con frecuencia. Un niño sordo con autismo puede no hacerlo.

• ¿Su hijo muestra un interés intenso en alguna actividad u objeto en particular?

• ¿Se siente tímido o evita jugar directamente con otros? ¿Parece más atraído por las cosas que por las personas?

• ¿Parece tener problemas para jugar juegos que involucran la imaginación?

• ¿Se enoja su hijo cuando se cambia una rutina?

• ¿Su hijo repite acciones o sonidos de manera sin sentido?

• ¿Su hijo tiene dificultad para imitar expresiones faciales o acciones de otros (sonreír, sacar la lengua, aplaudir, hacer señas)?

• ¿Su hijo tiene reacciones inusuales al entorno que no se pueden atribuir a la pérdida auditiva, por ejemplo, luces, olores y texturas intermitentes, rechazo a los audífonos debido a la sensibilidad sensorial?

• ¿El desarrollo de su hijo va a la zaga de sus compañeros? Las habilidades de lenguaje de señas pueden desarrollarse lentamente incluso en un entorno inclusivo.

• Tiene dificultad para comprender el lenguaje de señas o el lenguaje verbal a menos que esté simplificado.

• ¿Parece que su hijo se resiste a que lo carguen o lo abracen? (Puede ser especialmente difícil ver que un niño puede expresar su amor de manera diferente).

(Adaptado de Szymanski, Christen. Brice, Patrick. Cuando el autismo y la sordera coexisten en los niños,

Lo que sabemos ahora.)

 

Estas son señales de alerta que podrían ayudarle a considerar la posibilidad de buscar más evaluaciones profesionales. Es importante buscar profesionales familiarizados con el autismo, la sordera y la comunicación de su hijo. Con una intervención temprana bien informada y apoyo continuo, un niño puede aprender a interactuar y comunicarse de forma más eficaz con los demás.